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España emite, aproximadamente, 6 toneladas de CO2 per cápita cada año y los Estados Unidos, unas 16. Para que un país sea sostenible, debería emitir 1,6 toneladas como máximo. Con datos como este, Víctor Viñuales, sociólogo y director ejecutivo de la Fundación Ecología y Desarrollo, abría el debate de nuestro último cine-fórum

El calentamiento global, el deshielo de los polos, la desforestación, la extinción de la flora y la fauna y el agujero de la capa de ozono son temas conocidos por todos, aunque relativamente ambiguos, que plantean un gran número de dudas y cuyo impacto real es difícil determinar en nuestro presente. Pero documentales como Before the Flood, producido y protagonizado por Leonardo DiCaprio, nos enfrentan al problema, señalan los culpables y plantean posibles soluciones. 

Las impactantes imágenes de la desforestación de las selvas de Indonesia a causa de la recolección del aceite de palma; el deshielo de Groenlandia; los graves problemas de salud que está desarrollando la población china debido a la polución; las inundaciones ocasionadas por el deshielo del Ártico en algunas zonas de los Estados Unidos, como Miami, o el negacionismo de una parte importante de la clase política en algunos países, como los Estados Unidos, demuestran que el problema ya no es futuro sino presente y que hemos de reaccionar antes de que sea demasiado tarde. 

Movidos por esta preocupación y por el interés por resolver los desafíos que plantea el cambio climático, cerca de cien personas acudieron al cine-fórumpara visualizar el documental y debatir con el experto en medio ambiente Víctor Viñuales.

Durante 45 minutos de debate, los asistentes trataron de un buen número de temas y plantearon diversas cuestiones a nuestro invitado, que empezó su reflexión dejando claro que ''los cambios han de ser disruptivos y globales'', y añadió que ''solo se conseguirán si todo el mundo se responsabiliza y asume su parte de responsabilidad: la ciudadanía, las empresas y los gobiernos''. Para introducir el debate, formuló a los asistentes tres preguntas básicas. Una vez visto el problema: ¿Cómo lo solucionamos? ¿Quién debe solucionarlo? Y ¿dónde se tiene que solucionar?

''Las empresas forman parte del problema y ahora han de formar parte de la solución.'' Según Viñuales, la esperanza está en que las empresas asuman su parte de responsabilidad, que dejen de perseguir el interés particular y velen por el interés global, ''utilicen el poder de los negocios para resolver los problemas ambientales y sociales''. 

Por su parte, la población también debe asumir su parte de responsabilidad, y de la forma más inmediata posible. ''Ya no sirve pensar en global y actuar en local, sino que también hemos de actuar en global'', aseguró el invitado. Y, además de los cambios personales que pueda realizar cada uno, la población debe presionar a los gobiernos para que se lleven a cabo estos cambios. 

 

Cambio de hábitos

Uno de los temas más recurrentes durante el coloquio fue la correlación entre el cambio de hábitos que puede encarnar cada ciudadano de forma individual y los cambios que se deben globalizar a escala de las administraciones públicas. Se mencionó, como ejemplo, el reciclaje y sus campañas de marketing para concienciar a la población de su importancia y orientarla sobre dónde hay que reciclar cada producto. Pero ¿no sería más fácil que no se produjeran estos envases? ¿Hay que gastar recursos y esfuerzos en campañas de publicidad, en aplicaciones tecnológicas y en infraestructuras, cuando podrían dejar de producirse envases de plástico? ¿Los impuestos sobre el carbón deberían pagarlos los ciudadanos o las empresas que producen estos envases? En esta misma línea, los asistentes se preguntaron, en referencia a las nuevas medidas presentadas por el Ayuntamiento de Barcelona: ¿Se debe prohibir la circulación de vehículos de más de veinte años antes de hacer sostenible el transporte público y los vehículos de las administraciones?

A todas estas cuestiones, Víctor Viñuales respondió apelando a las administraciones a asumir su parte de responsabilidad y a aplicar medidas correctivas. ''La Administración puede decidir dejar de producir envases en lugar de realizar campañas de reciclaje, pero es la población quien debe presionar a la Administración para que se apliquen estas medidas'', concluyó. ''¿Por qué en California se prohibieron las grasas transgénicas por ser perjudiciales para la salud, y aquí aún están permitidas?'', se preguntó el ponente, que acabó asegurando que ''las políticas públicas son el motor de los cambios de hábitos, más allá de las medidas que cada uno pueda llevar a cabo individualmente''.

Salud, pobreza y cambio climático

Otra de las reflexiones interesantes de la sesión fue la correlación entre los problemas que genera el cambio climático –que, como se destacó, no solo afecta el medio ambiente– y nuestra salud y nuestra economía. Aunque estos temas se han ''divorciado'' del cambio climático, la pobreza y los problemas de salud son consecuencias directas del mismo, como demostró el documental a propósito del caso de China y los problemas de salud que padecen su población urbana a causa de la polución. Sin embargo, en un tono esperanzador, nuestro invitado destacó que, ''aunque los problemas están muy relacionados entre sí, esto provoca que sus soluciones también lo estén''. 

Pesimismo: desinformación y sobrepoblación 

Pese a que el tema del cambio climático es hoy más conocido que nunca, una parte importante de los asistentes coincidieron en señalar que existe un grave problema de desinformación. Conocemos el problema, pero no su alcance real e inmediato, y ello nos impide tomar consciencia. ''Se siguen viendo los ecologistas y la gente que se mueve en bici como bichos raros'', comentó unos de los participantes en el debate. Y es que existe la percepción de que una parte de la población sigue creyendo que los problemas ecológicos les quedan muy lejos, y la llegada al poder de personajes como Donald Trump motiva un pesimismo generalizado. ''¿Realmente, la política puede ayudarnos a cambiar?'', se preguntaron algunos de los asistentes más pesimistas, que mencionaron también la sobrepoblación como uno de los temas cruciales y menos tratados en las cumbres sobre el clima. ¿Realmente, existe una solución? 

El debate se cerró con una última intervención de Víctor Viñuales, que finalizó su intervención con un mensaje muy claro sobre la responsabilidad compartida: ''La calle estaría limpia si cada cual barriera su trozo de acera. Nuestro voto, nuestros hábitos de consumo y nuestros actos influyen, aunque pueda parecer que son aportaciones mínimas.'' Y añadió: ''Todos, hasta los más concienciados, hacemos bastante menos de lo que deberíamos. Existen muchas razones para ser pesimistas, pero se puede ser un pesimista activo.'' Finalmente, hizo un apelación a la tolerancia y al trabajo común de quienes quieren una actuación globalizada, frente a las divisiones que han aparecido recientemente en la política internacional, a raíz de situaciones como el brexit en el Reino Unido o la elección de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos. ''Y es que no se trata solo de dejar un mundo mejor para nuestros hijos, sino de ser felices'', al tiempo que aseguraba que ''lo bueno para el planeta es lo bueno para nosotros''. Por último, citó al recientemente fallecido Zygmunt Bauman, en una de sus llamadas a la esperanza: ''Todo lo que el hombre ha hecho el hombre lo puede rehacer.''