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El futuro de las energías renovables

Hablamos con Robert Navarro (Lic&MBA 86), nuevo presidente del Club Energía y Medio Ambiente Esade Alumni y Managing Director & CEO de RWE Renewable Iberia, sobre el papel de las energías renovables en los planes de sostenibilidad.
Energías renovables

La Unión Europea tiene una visión clara como parte del Acuerdo Verde Europeo: transformarse en una economía moderna, competitiva y eficiente en el uso de los recursos, asegurando así cero emisiones netas de gases de efecto invernadero para 2050. Para alcanzar este objetivo, la energía es clave, ya que actualmente es responsable de más del 90% de las emisiones de CO₂. Para conocer el papel de las energías renovables en este panorama, hablamos con Robert Navarro (Lic&MBA 86), nuevo presidente del Club Energía y Medio Ambiente Esade Alumni y Managing Director & CEO de RWE Renewable Iberia.

Robert NavarroEl Club es un foro de debate e información útil para los socios en todo lo que rodea al mundo de la energía, dando respuesta a las inquietudes generadas ante los muchos retos que tenemos por delante. “Nuestro sector es absolutamente clave para el futuro de la humanidad y también dentro del mundo de los negocios, y el Club que tengo la suerte de presidir quiere estar a la altura de todo ello”, explica Robert. Los temas que trata en sus actividades son diversos y la transición energética está siempre en el centro de su interés.

Retos energéticos

“Mucho más allá incluso de las urgencias derivadas de la triste realidad de la guerra en Ucrania, el gran reto de la humanidad es la lucha para evitar la gradual degradación del planeta, cuyo máximo —aunque no único— exponente es la crisis climática. Para ello hace falta un esfuerzo global consensuado y coordinado, que en materia energética se centra, básicamente, en reducir el consumo y asegurar que este se nutre de fuentes renovables”, explica el presidente.

En el ámbito de la generación de energía, el camino está ya bien trazado —aunque deba acabar de resolverse el reto de la garantía de suministro—, pero en el ámbito del transporte apenas hemos empezado a recorrer el inexcusable camino de la descarbonización.

Las dificultades que deben superarse son diversas y de naturaleza variada: “Van desde el rechazo territorial que en ocasiones encuentran las nuevas plantas eólicas o solares —hay que tener en cuenta que, comparativamente, ocupan mucha más superficie que las plantas convencionales— hasta los retos propios de la movilidad, cuyo desenganche de los combustibles fósiles no es sencillo ni rápido, pasando por la necesidad de asegurar el suministro a partir de fuentes primarias intermitentes como el sol o el viento, financiar todo ello y garantizar que nadie se queda atrás en todo el proceso. En conjunto, complejo, pero necesariamente asumible”, añade Robert.

 

Hace falta un esfuerzo global consensuado y coordinado, que en materia energética se centra, básicamente, en reducir el consumo y asegurar que este se nutre de fuentes renovables

 

Nuevas tecnologías como respuesta

El hidrógeno verde, las baterías avanzadas y otras formas de almacenamiento de larga duración son tecnologías que pueden proporcionar electricidad sin carbono y almacenamiento de electricidad a largo plazo, aliviar la congestión de la red, aumentar la fiabilidad y facilitar la integración de la energía solar y eólica en la red a la vez que apoyan los objetivos de una energía 100% limpia.

El futuro pasa por promover la investigación y la innovación que nos permitan seguir mejorando las diferentes tecnologías en términos de fiabilidad, competitividad y densidad energética. Se ha avanzado mucho en los últimos años, y se espera seguir avanzando para conseguir sistemas de almacenamiento plenamente fiables y altamente competitivos.

El hidrógeno no es una fuente de energía en sí, sino un vector de transmisión, por lo que su producción necesita de una fuente primaria y, por lo tanto, para ser realmente sostenible debe generarse a partir de energías renovables (es lo que llamamos hidrógeno verde). “Una vez dado este paso, y asumiendo que conseguimos reducir los costes de su producción, tenemos ante nosotros una herramienta muy útil, tanto por su densidad energética y transmisibilidad como por su capacidad para cubrir los procesos térmicos no electrificables”, explica Robert Navarro.

 

El futuro pasa por promover la investigación y la innovación que nos permitan seguir mejorando las diferentes tecnologías en términos de fiabilidad, competitividad y densidad energética

 

En este escenario, la sustitución de generación convencional por renovable, más barata, ha de acarrear una reducción de los costes globales: “De hecho, y aunque no lo parezca, ya estamos experimentando, porque la actual situación sería bastante peor sin la generación renovable de la que ya disfrutamos. Y la electrificación del transporte también trae y traerá ahorros importantes, por lo que en conjunto cabe ser optimistas”, añade.

El reto en el centro de la transición verde de Europa es asegurarse de que los beneficios y las oportunidades que se deriven estén disponibles para todos, de la forma más rápida y justa posible. Mediante el uso de las distintas herramientas disponibles podemos asegurar un cambio. Es necesario que todos formemos parte de esta transformación.

 

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